No puedo dormir: Los trastornos del sueño
Indice
El insomnio es el más común de los trastornos del sueño, y afecta a un 25% de la población de nuestra sociedad que siente que cada noche se encuentra con la misma realidad: No puedo dormir.
Si bien puede considerarse un trastorno como tal, a menudo está asociado a problemas de ansiedad o como un síntoma más dentro de otros problemas psicológicos como la depresión. Es habitual decir que las personas “hablamos con la almohada” invirtiendo tiempo en tratar de resolver situaciones que generan activación y dificultan el descanso. Cómo combatir el insomnio puede ser en ocasiones un arma de doble filo, pues en ocasiones a más importa dormirnos, más nos cuesta, de modo que hay que ser selectivo a la hora de utilizar estrategias apropiadas.
El sueño es una necesidad básica de los seres humanos, momento en el que el organismo se repara consolidando las experiencias vividas y aprendizajes en la memoria, y preparándose para el próximo día. Es un proceso de recuperación importante tanto a nivel físico como psicológico (cognitivo y emocional). Según la persona las necesidades de sueño pueden variar pero la media recomendada de descanso oscila entre las 7 y 9 horas.
Se entiende como insomnio la incapacidad de conciliar el sueño y mantenerse dormido durante periodos largos de tiempo por la noche. A lo largo de la jornada diaria las personas con insomnio pueden sentirse somnolientas e irritables, hasta puntos que puede perjudicar su rendimiento y capacidad de concentración, y ello afectar a diferentes áreas importantes para la vida de los pacientes.
Fases del sueño
- Fase 1: Se trata de una fase de sueño ligero en el que la persona sigue percibiendo la mayoría de los estímulos del entorno. Aparece relajación y el tono muscular disminuye, si bien es un sueño prácticamente sin función reparadora.
- Fase II: En esta fase se alcanza la desconexión con el entorno. El sistema nervioso bloquea las entradas de información sensorial y la persona se hace más insensible a los ruidos y otros estímulos. Ello facilita que se mantenga el estado de sueño, y sí se considera reparador, pero no lo suficiente como para satisfacer plenamente las necesidades de descanso del organismo.
- Fase III: Esta es una fase ya de sueño más profundo, conocido como DELTA. El aislamiento de los estímulos externos por parte del sistema nervioso se incrementa, desconexión que puede hacer que si la persona se despierta en mitad de ese sueño se sienta perdida o confusa. Los ritmos respiratorios y cardiovasculares se reducen significativamente, mientras sigue disminuyendo el tono muscular. Es una fase importante para la recuperación del organismo, física y psicológicamente.
- Fase IV: Es la fase con que relacionamos el sueño profundo, clave también para la recuperación física y psicológica del cuerpo, preparándolo para un nuevo día. Los ritmos respiratorio y cardiovascular son relajados, así como el tono muscular que sigue disminuyendo.
- Fase REM: Es quizás la fase más conocida por ser la fase en que tienen lugar los sueños. El tono muscular está en sus niveles más bajos, lo que impide que las personas nos movamos en función de lo que estamos soñando. Curiosamente, aun con el cuerpo prácticamente desactivado, el sistema nervioso en esta fase está activo, tanto como al estar despiertos.
¿Qué hago cuando no puedo dormir?
Los problemas de insomnio pueden aparecer en cualquiera de las fases descritas anteriormente, dando lugar a diferentes dificultades. La cuestión es, ¿qué hacer cuando no puedo dormir? Normalmente cuando no podemos dormir, la tendencia es tratar de luchar contra ello y hacer lo posible para dormirnos. Sin embargo, el hecho de tratar de luchar contra esa realidad, suele generar mayor tensión y con ello más dificultades para dormir.
En otras ocasiones se pueden utilizar recursos del estilo “contar hasta 100…” con la finalidad de que uno acabe durmiéndose a mitad de camino. Pero esta técnica solamente es efectiva cuando realmente la atención está puesta en la tarea. Si de reojo se está midiendo hasta que punto está uno entrando o no en sueño, estamos volviendo a la lucha anterior, y suele de nuevo ser contraproducente.
De modo que el tratamiento del insomnio irá por una vía alternativa. En un primer momento, aceptar que no se está pudiendo dormir, y en lugar de centrar la atención en intentar dormir, centrarla en descansar bien. Eso significa que la cama deje de ser escenario de batalla contra el “no puedo dormir” para ser un lugar de descanso.
Ejercicios de Mindfulness como el escaneo corporal para dormir pueden ser ejemplos de ello.
El tratamiento del insomnio va dirigido también a mitigar los efectos de no poder dormir, de modo que la persona pueda hacerse cargo de las sensaciones desagradables que arrastre a la mañana siguiente y actuar de la manera que no se vea atrapado por ellas, si no que pueda seguir siendo la persona que quiere ser, haciendo las cosas que le gusta hacer y llevando en definitiva la vida que desea llevar.
CONSULTA GRATUITA
Contacta con nosotros
+34 (611) 027 972
o te llamamos