Las adicciones
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Cuando hablamos de adicciones o conductas adictivas la terapia está centrada en demandas relacionadas con el consumo de sustancias como el tabaco, consumo de alcohol u otras drogas, o demandas en que no existe una sustancia consumida sino que las adicciones se centran en conductas como las compras, el juego, la pornografía o el uso de Internet en forma de adicción al móvil o redes sociales. En todos los casos podemos hablar de una conducta de consumo, sea de un tipo u otro.
El consumo o uso de los ejemplos anteriores no implica necesariamente una hablar de adicciones. En la adicción la persona percibe una pérdida de control sobre su propio comportamiento, en favor de la conducta problemática.
Más concretamente, se experimenta un gran deseo o sentimiento compulsivo por llevar a cabo la conducta en cuestión, una gran dificultad por controlar esta conducta, y malestar o alteraciones en el estado de ánimo al no realizar la conducta. Este malestar aumenta especialmente cuando la situación no permite el consumo de la sustancia o comportamiento adictivo.
Círculo vicioso en adicciones
Por lo general, la conducta adictiva produce placer o reduce malestar en sus efectos a corto plazo, lo cual aumenta su probabilidad de ocurrencia. Con el tiempo esta conducta adquiere mayor poder y su ausencia mayor malestar, lo que puede hacer percibir la necesidad de realizarla como urgente.
La persona en estado de adicción puede ser consciente de que la conducta adictiva le resulta contraproducente a largo plazo, pero no logra controlarla, lo que experimenta como una lucha interna. Al mismo tiempo, suele darse una monopolización de modo que a la persona le cuesta encontrar placer por otras vías, centrando gran parte de su tiempo e interés en la conducta o sustancia a la que es adicto.
Más allá de los riesgos que pueda conllevar la sustancia consumida cuando es el caso del abuso de sustancias tóxicas, el hecho de percibir la incapacidad de controlar la propia conducta puede conllevar a pensamientos y estados emocionales que generan malestar en diferentes formas. La dificultad reside en que la persona habitualmente responde ante el malestar mediante esas conductas adictivas, por lo que se puede entrar en un círculo vicioso del que la persona no encuentra el modo de salir. Eso tiene implicaciones adicionales cómo la pérdida de interés por otras áreas de su vida y las limitaciones que puede suponer, no sólo por lo que hace y sus consecuencias, sino también por todo lo que deja de hacer al estar principalmente centrada en su adicción o en aspectos relacionados a ella.
¿Tengo una adicción? Características de las adicciones
El hecho de hablar o no de adicción no se debe tanto a la sustancia o conducta que se realiza en sí, sino a la relación que tiene la persona con ella. Algunas características de esta relación que pueden indicar adicciones son las siguientes:
- Dependencia psicológica.
- Presencia de síndrome de abstinencia
- Falsa percepción de control sobre la conducta adictiva. Puede intentarse controlar el consumo sin éxito en numerosas ocasiones.
- Negación de la adicción o sus efectos nocivos.
- Focalización del tiempo e interés a la adicción y elementos relacionados con ella, en cierto modo como una obsesión.
- Incremento con el tiempo de la cantidad consumida.
Tratamiento de adicciones
El tratamiento de adicciones pertinente en estos casos tiene el objetivo de reducir las conductas adictivas, a la vez que se ayuda a la persona a recuperar el control de su vida trabajando tanto elementos como qué es importante para ella, cómo quiere vivir y de qué manera lograrlo. Es importante también ayudar al paciente a gestionar los pensamientos, emociones, sensaciones o recuerdos que pueden generarle malestar. Para ello, desarrollamos nuevas habilidades para afrontar las diferentes situaciones que se le puedan presentar en las diferentes áreas vitales.
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