Vivir entre metáforas: Persuasión e influencia encubiertas
Con mayor o menor destreza poética, las personas utilizamos constantemente metáforas para comunicarnos, especialmente a la hora de referirnos a ideas abstractas y complejas. Estudios demuestran que lejos de ser meras florituras retóricas, las metáforas ejercen una influencia profunda en la manera en que entendemos el mundo y cómo actuamos en él.
Un estudio en la Universidad de Stanford se propuso identificar hasta qué punto pueden las metáforas afectar a la manera de pensar de las personas y la dirección de su toma de decisiones.
Una metáfora es un tipo de analogía en la que utilizamos algo conocido (fuente) como referente para dar información de algo menos conocido o por conocer (objetivo). Si conocemos a Laura, siempre alegre y simpática, pero no conocemos a su pareja Carlos, y alguien nos dice que son “como el día y la noche”, pensaremos que Luis probablemente sea poco alegre y simpático, como mínimo. Sin embargo, veremos a continuación que no es necesario que sea algo totalmente nuevo para nosotros – como Luis – para que una metáfora condicione nuestra manera de pensar.
Experimento
Se presentó a dos grupos experimentales el caso de una ciudad ficticia en la que hay que tomar medidas respecto al auge de criminalidad. Se les presentó un texto y una serie de datos estadísticos, y debían responder a qué medidas consideraban oportunas aplicar como solución. El texto era el mismo para los dos grupos, salvo por una ligera diferencia; en uno se usaba la metáfora “la criminalidad es un virus” y en el otro “la criminalidad es una bestia”, de la manera siguiente:
“La criminalidad es un XXXX que está devastando la ciudad de Addison. Hace tan solo 5 años Addison gozaba de buenas condiciones, con apenas amenazas e inseguridad. Desafortunadamente, en los últimos 5 años los sistemas de seguridad ciudadana se han debilitado y la ciudad ha sucumbido al crimen. En la actualidad hay más de 55.000 actos delictivos – un aumento de 10.000 al año. Existe la preocupación de que si la ciudad no retoma el orden pronto, la gravedad de los problemas aumentará seriamente.“
Las posibles respuestas de los participantes se categorizaban en dos clases: A) Orientadas a analizar las causas de la delincuencia y buscar soluciones para prevenirla, o B) Orientadas al reforzamiento de las fuerzas de seguridad para detener y condenar a los infractores.
Resultados
Los resultados mostraron que el papel de la metáfora explicaba una variación de alrededor del 20% en las respuestas que decidían tomar los participantes, que mayoritariamente apostaban por medidas del tipo B. Se analizaron los resultados también en función de otras variables y se identificaron la afiliación política y el género como variables influyentes, pero cuyo peso estaba sobre el 8-9%. (imagen resultados).
Influencia encubierta:
Uno de los aspectos más relevantes de la investigación es el hecho de que los participantes no eran conscientes de la influencia que había tenido la metáfora. Tras dar su respuesta sobre qué tipo de medidas se debían tomar, se les pedía señalar qué elementos habían tenido en cuenta para responder, y gran parte se refería a los datos estadísticos, los cuales eran los mismos para ambos grupos. Gran parte no recordaba qué decía exactamente la metáfora, e incluso si se les preguntaba sobre ella, negaban que hubiese tenido efecto sobre su decisión. Solamente el 3% identificó la metáfora como un factor importante a la hora de responder.
Conclusión
Como muestra el estudio, el simple hecho de establecer una relación entre delincuencia y un virus o una bestia, genera en las personas una influencia considerable a la hora de tomar decisiones sobre qué hacer con el problema, y sorprendentemente, las personas raramente son conscientes de haber sido influenciadas por ella.
Vale la pena señalar que la comparación tanto con “virus” como con “bestia” es totalmente arbitraria, (la delincuencia no tiene nada de virus o de bestia como tal), pero una vez establecida la relación, propiedades del “virus” pasan a la delincuencia como algo que tratar/curar, o en el caso de la “bestia”, la delincuencia adquiere propiedades de algo que capturar/condenar.
La metáfora es por lo tanto una herramienta de influencia con un fuerte impacto y que las personas impactadas suelen no percibir, y dicha influencia se basa en lo arbitrario. Si bien es algo que de manera más o menos consciente, tienen presente equipos de marketing y medios de comunicación, conviene también incorporarlo a ámbitos como la educación o las terapias psicológicas en salud mental. Hemos podido observar que NO leemos la metáfora, sino que leemos CON la metáfora, y ello tiene consecuencias tanto en nosotros mismos como en lo observado.
Artículo original de P. Thibodeau y L.Boroditsky aquí.
Imágenes: Pixabay.com / Freepik.com
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Joan Rullan Pou
Psicólogo experto en Terapias Contextuales. Apasionado del desarrollo científico en Psicología. Si te sientes identificado con nuestros artículos, no dudes en contactarnos.
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