Pastillas para todos y para todo

medicamentos para la felicidad, tristeza
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La semana pasada compartimos una interesante entrevista realizada a Joan Laporte, (catedrático de la UAB y médico ex-jefe de farmacología en l’Hospital Vall d’Hebron) en relación al abuso de psicofármacos en nuestra sociedad, siendo la española líder en el consumo de hipnosedantes (medicamentos para reducir la ansiedad), y en posición igualmente destacada en otros tipos de fármacos como los antidepresivos.

Las causas de ello se pueden encontrar en la tendencia a convertir en patologías cosas que no lo son, y el abuso de medicación como sistema de intervención; medicamentos para reducir la ansiedad, el estrés, y otros tipos de malestar o síntomas psicológicos.

¿Cómo entendemos los problemas psicológicos? ¿Explica el aumento en las últimas décadas?

Sería difícil de explicar que el genoma humano haya variado en los últimos años a un ritmo que pueda explicar estas tendencias al alza en términos de salud mental. Es decir, que el origen de la depresión o ansiedad se encuentre en desajustes neuroquímicos o déficits en el cerebro de la persona deprimida o ansiosa. A pesar de que las grandes inversiones en investigación siguen precisamente esta línea, no se ha encontrado a día de hoy ningún marcador biológico o genético que pueda explicar la causa de algún trastorno mental.

La realidad siempre es compleja y entre las causas de la elevada prevalencia podríamos señalar la situación socioeconómica del país, exigencias del mundo actual y falsas expectativas que pueden generar los medios de comunicación, entre otros factores, para un mayor malestar psicológico. La promoción de la felicidad como una máxima, la búsqueda de un estado de ánimo constantemente positivo y la ausencia del sufrimiento dentro de nuestra cultura sin duda han sido otros elementos de influencia destacada.

¿Qué diagnosticamos como trastornos psicológicos?

Aún así, como indicamos, siguen siendo las explicaciones biológicas la referencia a la hora de intervenir. En la misma dirección, sigue la hegemonía de sistemas diagnósticos como el DSM a pesar de que son numerosas las voces dentro de la psicología y psiquiatría a nivel internacional que claman por su inadecuación y la necesidad de un nuevo enfoque.

El resultado de todo ello es un exceso de etiquetas diagnósticas y el tratar situaciones de la vida como patologías y trastornos. Un ejemplo de ello puede ser la llamada “depresión post-vacacional”. Parece natural que una persona al dejar el chiringuito en la playa para volver a ponerse el uniforme pueda experimentar sensaciones y emociones desagradables.

pastillas para depresión, ansiedad, ser felizTenemos niños sobre-estimulados, y padres en entornos laborales y sociales exigentes que difícilmente pueden estar por ellos como querrían, que pueden dar lugar a comportamientos agitados, dificultad para concentrarse o necesidad de atención. Personas mayores a las que la vida ha ido arrebatando personas queridas, roles y autonomía, de las que se puede esperar que sientan tristeza al verse en soledad. Profesionales bajo presión temerosos de dar un “no” por respuesta y con grandes niveles de estrés.

Tenemos personas que han aprendido a preocuparse por posibles amenazas, que llegan a preocuparse de manera obsesiva por posibles amenazas de forma que ven limitadas sus vidas. Personas que tras ciertas experiencias aversivas, han evitado verse en ciertas situaciones, limitando igualmente sus condiciones de vida.

Conclusiones

Gran parte de los trastornos mentales no son originados por desajustes a nivel bioquímico si no por situaciones de la vida que en ocasiones pueden ser fácilmente identificables por una situación traumática, y en otras a una tendencia a actuar de determinada manera que a lo largo del tiempo ha ido suponiendo una serie de consecuencias nocivas o limitantes. En cualquier caso, la medicación puede paliar los síntomas más no va a solucionar de por sí las situaciones generadoras y mantenedoras del problema.

Existen múltiples investigaciones en que se muestra como la atención psicológica puede ofrecer soluciones de igual o superior eficacia a la medicación en relación a muchos síntomas, a la vez que sí se modifican las situaciones que dan lugar a ese sufrimiento, y sobretodo el qué hacer ante ellas para encontrar alternativas más saludables. Igualmente, cada vez es mayor la evidencia de la necesidad de replantear la salud mental y el modo en que abordarla, desde múltiples fuentes y profesiones distintas se considera un abuso el consumo de medicamentos para reducir la ansiedad, vencer la depresión, y otros problemas psicológicos, que no garantiza los resultados deseados. No significa ello que nunca sea recomendable la medicación, ni mucho menos, pero sí deja en evidencia el abuso en su consumo.

Para los más curiosos, os dejamos con este vídeo de Marino Pérez en el que habla sobre el TDAH.

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Imágenes: Pixabay.com

 

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Joan Rullan Pou

Psicólogo experto en Terapias Contextuales. Apasionado del desarrollo científico en Psicología. Si te sientes identificado con nuestros artículos, no dudes en contactarnos.

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