Porqué el “estar en coma” sería el estado perfecto de bienestar psicológico
Actualmente vivimos en una sociedad en el que el entorno cultural nos proporciona un contexto en el que el significado de estar psicológicamente sano es estar libre de ciertos procesos emocionales y cognitivos molestos o aversivos. Llevando al extremo dicho razonamiento, el estar en coma significaría alcanzar el estado perfecto de bienestar psicológico; nada de angustia o ansiedad, ninguna duda, ningún conflicto, nada de lo que preocuparse.
Pero, obviamente a todos nos surge la siguiente pregunta: ¿Cuál es el coste que estamos dispuestos a pagar para poder controlar dichos procesos o eventos privados?
Todos tenemos claro que el coste de estar en coma, aunque signifique estar libre de procesos cognitivos aversivos, es excesivo. Nadie estaría dispuesto a renunciar a su vida a cambio de no experimentar ciertos pensamientos, recuerdos o emociones negativas. Y sin embargo, eso es lo que hacemos.
Trastorno de Evitación Experiencial
El TEE, o Trastorno de Evitación Experiencial, es un trastorno que subyace a multitud de trastornos o síndromes psicológicos catalogados en manuales como el DSM o la CIE, y que consiste en emplear la evitación de una forma generalizada y cronificada, con un coste personal muy elevado para las personas que lo sufren. El TEE se encuentra presente cuando una persona no está dispuesta a establecer contacto con sus experiencias privadas vividas aversivamente (ya sean estados o sensaciones, pensamientos, recuerdos o emociones) y se comporta deliberadamente para alterar tanto la forma o frecuencia de dichas experiencias como las condiciones que las generan (Hayes et al., 1996).
Normalmente, este patrón de conducta resulta efectivo a corto plazo, pues limita y alivia la experiencia de vivencias negativas. El problema se da que, al realizarse de una manera crónica y generalizada, acaba extendiendo las experiencias negativas a largo plazo, llegando a producir una limitación en la vida de la persona, haciendo que uno vaya en contra de lo que es vital para si mismo.
La clave
El aspecto clave a destacar, es que en todos los episodios manda o controla el plan deliberado para controlar los eventos privados. Dicho control, dicha lucha, acaba desembocando en una atmósfera de escape que altera la función de cualquier otro evento presente, centrándonos en lo que está mal en lugar de lo que está bien. Este modo de comportamiento se ve reforzado por el hecho de creer que estamos actuando bien (con la consiguiente desaparición momentánea del malestar), pero sin llegar a conseguir el efecto deseado a largo plazo, llegando a ser tremendamente frustrante (hago las cosas bien pero cada vez estoy peor, sufro mucho y me siento fatal). El principal problema es que este ciclo de actuación que supone esfuerzos que se entienden como la forma correcta de solucionar el problema, es precisamente el componente esencial del trastorno en vez de su solución (Hayes, Stroshal y Wilson, 1999).
Buscando el bienestar
Cabe remarcar que la evitación experiencial no es un trastorno psicológico per se; dependiendo de si tal lógica de funcionamiento produce o no un desajuste entro lo que uno y hace y lo que aspira a lograr de acuerdo con sus valores o con el camino que ha elegido para su vida, hablaríamos de trastorno o no.
La Terapia de Aceptación y Compromiso, se centra principalmente en la detección de dichos patrones de comportamiento, los contrasta con los valores personales de uno y guía a la persona en el camino hacia lo que uno realmente quiere hacer con su vida. El objetivo es cortar ataduras y liberar a la persona del malestar para que se pueda focalizar en lo que realmente cree que es importante y esencial en su vida.
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Información extraída de: G. Wilson y M. Luciano (2007) Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Un tratamiento conductual orientado a los valores.
Imágenes: Pixabay.com

Joan Rullan Pou
Psicólogo experto en Terapias Contextuales. Apasionado del desarrollo científico en Psicología. Si te sientes identificado con nuestros artículos, no dudes en contactarnos.
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